viernes, 8 de agosto de 2008

Debora y sus prácticas

Cerró los ojos, suspiró y empezó nuevamente aquél solfeo.
Esa escala y sus bemoles eran lo mas parecido
en dificultades a la ardua tarea que había emprendido:
seducir a Alicia, y su mundo de maravillas.

Debora subía y bajaba en su violonchelo con sus dedos duros y rápidos
no tendría concierto hasta el proximo mes,
por lo tanto parecía que practicar la escala, seducir a su vecina
e imaginar encuentros de ascensor tímido
o de pasillos triple x, con ropas interiores
y escondidas del conserje, en algun pasillo
entre lengua que se escabullen y manos que se apresuran.

Los pensamientos se hacen sangre
la sangre se va a los dedos
los dedos en el violonchelo
transmutan en música que viaja
a través de la paredes...

y Alicia no entiende su excitacion repentina,
ni su bombacha mojada.
Deja el mate y decide cambiarse la bombacha.

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