Podria con certera belleza
dibujar universos
uniendo con mi lengua
las lunas de su espalda.
Quedarían resonando
las plegarias
de las llamas que
se ansían por tocarla,
apaciguarla con el fuego
de una mirada escondida
en cascadas de plumas negras.
En la penumbra de una pieza
solitaria
entre paredes que
transpiran ardientes,
es la noche de la luna que sonríe,
de la eterna sensación
perfecta del amor sin tiempo,
se saben,
se sienten,
serenas pasiones de pieles suaves,
como espuma tibia en los labios,
es tan sublime presencia la del lunar
de su espalda,
levemente cubierto de suaves algas castañas.
Y es como magia encantada
rozando sensual mis entrañas.